miércoles, 19 de diciembre de 2012

El día de mañana

(de Ignacio Martínez de Pisón)


Nuevamente nos honra con su inspirada prosa nuestra amada Mater fundatrix; aquí tenéis su estupenda reseña. Gracias, Josune.


     Ignacio Martínez de Pisón me parece un estupendo escritor. El día de mañana, su última novela y la tercera de él que leo, me ha gustado mucho. Me apeteció leerla en cuanto salió, en cuanto conocí su título, tuve una mínima noticia de su argumento y me entretuve en los detalles de la portada. Mi querencia por las fotografías en blanco y negro es cada vez mayor y, sobre todo, por ese tipo de fotografías que recogen instantáneas de vida cotidiana de un pasado en el que había cosas que yo no he llegado a conocer pero que, no obstante, me resulta próximo y familiar, como familiar me parece esa referencia temporal que constituye el título y con la que en mi infancia mis mayores nombraban al futuro: el día de mañana no era un simple día, ni siquiera el día siguiente, sino mucho más, un tiempo que habría de llegar inexorablemente y cuyo posible y deseable esplendor estaba en mis manos, dependía de mi esfuerzo presente. Creo que el anhelo de ese día de mañana más próspero y confortable recorre la existencia de numerosos personajes de la novela y, por supuesto, la del protagonista, Justo Gil Tello, a quien vamos a conocer por cuanto los demás “dicen”.

     Ese modo de construcción novelesca, el relato que trece personajes bien distintos hacen de cómo conocieron a Justo y en qué consistió su trato, mayor o menor, con él, supone un gran acierto por parte del autor, pues, al tiempo que entre todos van dibujando a un tipo oscuro, embaucador y poco recomendable, nos refieren sus respectivas historias. En nuestra tertulia coincidimos en reconocer la originalidad y el interés de estas narraciones, en algún caso superior incluso al que suscita “el Rata”, sobre todo a medida que van quedando escasas dudas sobre su calaña —ciertamente, con semejante apodo, pocas esperanzas de redención podíamos albergar—. Mencionamos a algunos de estos personajes: Carme Román, la muchacha que queda huérfana en la riada del 62 y marcha a Barcelona a vivir con sus tíos; el policía, Mateo Moreno, que viene de un hospicio; Marc Jordana y Chantal, a través de los que se perfila el ambiente de la progresía izquierdista de la transición frente al de la ultraderecha, representado por el periodista Manel Pérez; un ser marginal como Hilario Lazcano, que se convierte, junto a Noel León, el niño de los palindromistas, en su fiel guardián… Todos ellos hablan sobre Justo y ofrecen, desde sus vivencias, un espléndido fresco de Barcelona entre los años cincuenta y la transición, paradigma de un país que se afana en abandonar la larga convalecencia de la posguerra y la dictadura, y persigue, con la determinación de los supervivientes, un día de mañana tan incierto como prometedor.

      Los comentarios sobre la novela nos dieron pie a algunos a compartir recuerdos personales a propósito de la muerte de Franco y del ambiente universitario de aquellos años, tanto en Barcelona como en otras ciudades. Pero no fue unánime el aprecio por la recreación de esta época. Hubo quien reconoció su hartazgo de la evocación de esos años, por otra parte, menos novelados de lo que pudiera parecer. No obstante, la obra mereció más elogios que objeciones. Podemos destacar, entre los primeros, además de lo ya indicado, el estilo, la facilidad con que se lee, y entre las segundas, la falta de polifonía real en las voces de los personajes que hablan sobre Justo, tanto en el tono (similar en todos, siendo tan distintos) como en su apreciación del protagonista. Y puestos a echar de menos alguna voz más, la del propio Justo: ¿cómo explicaría él su paulatina degradación?

     En cuanto al final, a mí particularmente me gusta mucho. Se me ocurre que esa extraña casa o teatro o lo que sea que Justo Gil Tello va levantando con la ayuda de dos muchachos bien podría representar el refugio de sus malogrados sueños. El homenaje esforzado, silencioso e inútil a la única mujer que, además de su madre enferma, de verdad le importó.   El solitario y triste cobijo de su miserable día de mañana. 

JOSUNE.



Os recordamos que la próxima tertulia versará sobre la novela de Alice Munro La vida de las mujeres; la fecha que en principio se propuso fue el viernes 11 de enero.