miércoles, 19 de marzo de 2008

BERLIN 2008

Por razones ajenas a nuestra voluntad y que tienen que ver con la "cutre-conexión" del Bax-Pax en el que nos alojábamos no he podido "colgar" ninguna crónica en nuestro querido blog. Como algunos estarán pensando (malpensando) que, en realidad, no hemos estado en Berlín (sino en Benidorm o algo por el estilo) aquí os pongo algunos documentos gráficos para demostrar que, de nuevo, algunos alumnos y profes del Pla hemos estado allí. Aquí estamos en la Puerta de Brandenburgo, uno de los trocitos de Europa con más historia a sus espaldas. La foto está tomada al principio de la visita más interesante de todas: las calles del centro de Berlín este. Después de atravesarla, nos perdimos en el laberíntico Memorial judío, visitamos el muro, pisoteamos el suelo sobre el que está el búnker en el que se suicidó Hitler, nos hicimos foto en Checkpoint Charlie y disfrutamos de las plazas de Gendarmermarkt y de Bebel (en la que se produjo la quema de libros: "Donde se queman libros, más adelante se quemarán hombres").


Por la tarde, visita a la isla de los Museos: presentamos nuestros respetos a Nefertiti y pateamos las puertas de Ishtar y el altar en el Pérgamon. Aquí tenéis la Catedral con Adela, muy sonriente y heladita de frío (Adela, no la catedral).




Y en esta foto estamos en el albergue tomando la bebida de bienvenida que nos ofrecieron el día de nuestra llegada (debe ser que somos clientes VIP). Obsérvese que los sofás son igual de rancios que los del albergue del año pasado (en casa de mi abuela, que en paz descanse, había unos sillones idénticos). Obsérvese también que los alumnos son iguales que los del año pasado. Por último, obsérvese que la profesora también está igual que el año pasado.






Y ésta de aquí está tomada dentro de un balón de fútbol gigante que han colocado en la Postdamer Platz y en el que nuestros retoños descansaban y entraban en calor apelotonándose unos encima de otros. Y, por si eran pocos, ahí está Adela lanzándose encima de ellos.













Y aquí tenéis una foto tomada desde fuera del balón,en la Postdamer. Porque en Berlín, además de pasado, hay un presente arquitectónico impresionante: el Reichstag, las casas gubernamentales, Postdamer y montones y montones de edificios firmados por todos los que son alguien en el mundo de la arquitectura.











En fin, el viaje ha sido casi calcado al del año pasado. Una de las pocas novedades ha sido que, por petición unánime de los alumnos, hemos visitado un campo de concentración. A ellos les ha impresionado bastante: crematorios, cámaras de gas y barracones... Nosotras preferimos otros modos de recordar la barbarie: el metafórico Museo Judío (lleno de "vacíos", todo lo que los judíos no pudieron hacer) o el Memorial...


Pero, como el año pasado, lo mejor no son los monumentos, ni los museos, ni los edificios... Lo mejor es ver cómo nuestros alumnos aprenden en cinco días mucho más que en horas y horas de clase.
Sólo han faltado Carolina y Emilio. Les hemos echado de menos.
... Y empezamos a prepararnos para Berlín 2009. ¿O cambiamos de destino?

domingo, 2 de marzo de 2008

EXPIACIÓN

(Ian McEwan)

La mayor parte de los que asistimos a la tertulia compartíamos la opinión de que se trataba de una novela bastante interesante, minuciosamente documentada y con la sorpresa final (para los que no habíamos visto antes la película) del elaborado juego literario del relato sobre el propio relato, con constantes cambios de persona narrativa y de estilo. La parte central, la dedicada a la guerra, a algunos nos resultó tediosa e interminable, mientras que a otros les pareció una descripción soberbia que contrastaba en su sordidez y en su estruendosa “banda sonora” con la tensa y silenciosa calma de la primera parte, tan británicamente correcta (nadie citó el parecido con las novelas de E. M. Forster o las películas de Ivory, quizás porque es evidente en todo aquello que huela a té de las cinco en ambientes de lujo campestre).
Por el contrario, a nuestro magnus magister le pareció “un tostón insufrible” (sic) y aburrido desde la primera línea, un relato que se podía haber desarrollado en menos de cien páginas y que se había engordado innecesariamente; de hecho, la historia de difamación que nos contó nuestra Menchu le pareció mucho más interesante que la de la novela. Mª Ángeles, sin llegar a ser tan radical, ya había apuntado antes que ni la novela ni la película le habían parecido nada extraordinario, aunque quizás se debiera al hecho de haber visto la película antes de la lectura del libro.
Se debatió con ardor sobre el tema de la culpa, y mientras algunos no perdonaban a Briony la difamación y no la absolvían por mucho que intentara expiar literariamente su culpa, otros fueron más indulgentes considerando que sólo se trataba de una niña con muchos pájaros en la cabeza, que no podía prever la magnitud de sus actos; nuestro músico Jesús nos ilustró con una enigmática historia sobre la diferencia entre hacer daño y hacer sufrir (cual Sherezade, nos dejó con la intriga de conocer el resto del episodio).
En cuanto al tema del amor, a algunos no les pareció creíble la pasión desatada que mueve a Cecilia y a Robbie a lo largo de tantas páginas, cuando se trata simplemente de “un polvete en la biblioteca” (bonita referencia al tan traído y llevado concepto de biblioteca multiusos).
Por lo que respecta a los finales alternativos, y para terminar, recojo textualmente las palabras de Eduardo Mendoza en su crítica del Babelia a otra novela de McEwan, Chesil Beach:

"Al final de Expiación, el propio Ian McEwan, a través de su personaje principal, se hace presente e introduce un elemento perturbador, que la película recoge: el autor es el dueño del relato y es él quien determina su rumbo. A mi modo de ver, esto no es del todo cierto. Un relato tiene vida propia; una vida convencional, pactada entre el autor y el receptor, pero vida. Lo que entendemos por ficción no es otra cosa. Un desenlace alternativo trunca la vida del relato, porque implica que todo lo que se nos ha contado con anterioridad no era ficción, sino artificio y mentira. Y esta declaración invalida la ficción, no porque nos revele algo que ya sabíamos, sino porque rompe el pacto de credulidad en que se basa"

(El País, Babelia 01.03.08, p. 8)

El libro propuesto para la próxima tertulia es Violetas de marzo, de Philip Kerr. Si se lo habéis encargado a Mª Ángeles, no lo compréis por ahí (ya lo ha encargado y tardará unos 15 días).