Sra. Doña Setefilla Romero Sanahuja
Calle de Don Eleuterio Maisonnave, 10
Alicante.
Alicante, 14 de enero de 2012
Apreciada Setefilla (o Seta, como sé que le llamaba su familia):
Le remito esta carta a su antigua dirección alicantina en la esperanza de que, tras su jubilación, haya tenido a bien retirarse a estas tierras levantinas rebosantes de sol, de aroma a azahar, de recortes y corrupción. No sé siquiera si el abnegado (y recortado) funcionario de correos que se haga cargo de su entrega identificará la vetusta denominación de la calle en la que antaño vivió con la actual Avenida Maisonnave; confiemos en el buen hacer y recto proceder de tran probo servidor público.
Se preguntará Usted cómo, a sus noventa y pico años, continúa aún recibiendo cartas de desconocidos, máxime en estos tiempos en que el correo electrónico (vulgo “e-mail”) ha desbancado casi por completo a las obsoletas epístolas de papel y tinta. No se alarme, por favor: no se trata de un perturbado que quiera venderle a Usted alguna reliquia y/o prenda íntima de alguno de los ilustres personajes que se cruzaron en su camino.
Paso a exponerle el motivo de mi misiva: me dirijo a Usted, con todo el respeto que me merece, como portavoz de un grupo de lunáticos (en el buen sentido de la palabra, si es que acaso lo tiene) que en sus ratos de ocio se reúnen a hablar de literatura. Por ventura cayó en nuestras manos recientemente una obra de un tal Vicente Molina Foix (al que creo que Usted habrá tenido el gusto de conocer) en la que se encuentran reunidas –o tal vez simplemente imitadas de hábil manera- gran parte de las cartas que Usted cruzó a lo largo de su vida con diferentes personajes de su entorno; el tal Molina Foix también recoge (o imita, insisto) otras muchas epístolas de otros tantos individuos que pulularon por su vida o incidieron en ella de manera directa o indirecta.
Tras una lectura detenida de dicha obra, dedujimos (siempre le hablo de nuestro grupo de lunáticos) que era Usted el hilo conductor de la trama y el tronco común al que se enlazaban de una u otra forma todas las ramificaciones secundarias de ésta (disculpe que acentúe el deíctico –tilde, como sabrá, recientemente abolida por la RAE- en mi afán de remedar aunque sea remotamente su fluida y un tanto arcaizante prosa epistolar).
Seguirle la pista a lo largo de las páginas de esta obra (he omitido decirle que el autor la ha bautizado como El abrecartas) nos llenó de emoción; todos coincidimos en que su historia es la más conmovedora y la que da unidad a la compleja y magistral estructura de la novela; algunos nos atrevimos a aventurar un parecido entre Usted y otras ilustres “epénticas” del mundo de la literatura infantil o de la radio. Cierto es que nos conmovió de igual modo la figura de su primo, el escritor inédito Rafael Sanahuja, así como el retrato que hace en sus cartas de García Lorca. Nos pareció memorable la semblanza de otros tantos personajes reales y conocidos (Vicente Aleixandre, Miguel Hernández…) o no tan conocidos (el cineasta Maenza).
He de confesarle que no todo fueron alabanzas: para serle sincero, le diré que alguna crítica suscitó la dilatada extensión de la obra, así como la inclusión de los informes de Ramiro Fonseca. No obstante, este último punto fue valorado positivamente por otros, que vieron en él una manera idónea de reflejar la otra cara de la moneda, la censura franquista; del mismo modo que Usted, también este individuo nos sirve de hilo conductor, al recabar información sobre casi todos los personajes que danzan por las páginas del libro (hubo incluso quien propuso que el título, El abrecartas, pudiera hacer referencia al tal Fonseca, al tener éste acceso a la correspondencia intercambiada entre unos y otros).
Le diré por último, para no cansarla más con esta carta supongo que tan inesperada para Usted, que nos pareció a la mayoría un relato de lo más acertado de la historia de nuestro país entre la República y la transición, a base de magistrales pinceladas y de retratos de personajes reales y ficticios, célebres y anónimos, combinados con singular pericia.
Reciba Usted en su merecido retiro el más cariñoso saludo de su grupo de admiradores, siempre a su entera disposición.
El Sofá.
P.D.: ¿Es cierto el rumor que corre en los círculos intelectuales de que piensa revivir a Nora, su heroína literaria, en una nueva novela, Nora, la nueva musa de la derecha? Dada su trayectoria vital e ideológica, dudo que sea cierto: más bien se tratará de un bulo malintencionado difundido por los colectivos “antiepénticos” que siempre han intentado oscurecer su figura.
P.P.D.: Permítame recordar a los lunáticos de nuestro círculo que la novela propuesta para la próxima tertulia (probablemente el 1 de marzo) es Hoy, Júpiter, de Luis Landero.
3 comentarios:
Querido escritor de reseñas:
Soy una profesora de matemáticas perteneciente al grupo de lunáticos el cual menciona es su última epístola. A mi modesto parecer es una reseña aguda, jocosa, amena, distraída y simpática. Muchas gracias por la labor que realiza usted.
Se despide una admiradora de todo el grupo de lunáticos.
¡qué bonita y entrañable tu carta a Setefilla, Emilio! hasta me he emocionado leyéndola. ¡cuánta falta nos van a hacer personas como nuestra Setefilla ante este panorama que se avecina, tan oscuro, retrógrado, insolidario...en fin! Menos mal que nos quedan los libros para seguir soñando y los grupos de "lunáticos" para compartir estos sueños.
Me encantó la novela y me encanta la reseña. ¡Qué lástima que ultimamente me las pierda todas!
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