jueves, 31 de agosto de 2017

Middlesex

(de Jeffrey Eugenides)


Las vacaciones tocan a su fin y la reseña de nuestra última tertulia, postergada hasta el extremo, lucha por salir a la luz. Ya hace más de un mes que nos reunimos para hablar de Middlesex, la estupenda novela de Jeffrey Eugenides.

Todos estuvimos de acuerdo en la profundidad y la delicadeza con las que trata un tema para nosotros tan desconocido, el de la intersexualidad. La obra narra el drama personal de un hermafrodita, que no es más que la excusa para el gran tema de la novela: la rareza, el monstruo, el sentimiento de ser diferente. Esta rareza ya empieza en los orígenes de la familia, el incesto inicial que se nos presenta como la única salida lógica y viable para los personajes de Desdémona y Lefty. Todo esto nos lo cuenta un narrador al tiempo autobiográfico y omnisciente, aparente contradicción, y va pasando de  una a otra condición con naturalidad, de forma simétrica a la doble naturaleza femenina y masculina del protagonista. El narrador asume este juego, él lo sabe todo y al mismo tiempo es un yo participativo.

El no delimitar las dos voces supone un riesgo: como narrador omnisciente, incluso antes de su nacimiento conoce los acontecimientos que le suceden a su familia (conocimiento justificado a posteriori por la confesión de su abuela). Aunque durante gran parte de la obra verá el mundo solamente desde su perspectiva, en la parte final volverá a la omnisciencia.

El telón de fondo histórico es el auténtico protagonista de la primera parte de la novela. de hecho, se podría hablar de dos novelas perfectamente ensambladas: la que trata el tema de la intersexualidad y la que se centra en los acontecimientos históricos. Todos los momentos clave de la obra tienen su trasfondo histórico: la catástrofe de Esmirna, las revueltas de Detroit... El autor documenta a la perfección cada época de las que se ocupa, y de forma especialmente detallada la crisis que sucedió a la gran depresión del 29 (las crisis suelen ser muy literarias, pues suceden cosas que en circunstancias normales no ocurren).

En algunos momentos la novela se transforma en una auténtica road movie, como en el episodio de la huida de Cal con solo catorce años por Estados Unidos, con sus aventuras, los personajes que se va encontrando, su viaje interior de autoafirmación, de descubrimiento de quién es y de aceptación. Es en esta parte cuando se tropieza con personas de su misma condición y vuelve a cobrar protagonismo -si es que lo había perdido en algún momento- el tema de la rareza: cuando uno se siente raro, diferente, el primer consuelo es saber que a otros también les pasa lo mismo, que no se es el único en esa "rareza", sea del tipo que sea.

Debatimos en la tertulia sobre el tabú que sigue suponiendo el tema de la intersexualidad, más aún que la transexualidad: el problema mayor viene dado cuando el intersexual quiere quedarse con los dos sexos, o cuando -como en el caso de Cal- se educa a la persona en el sexo en el que no se siente cómoda. El protagonista de la novela se decanta finalmente por lo masculino, aunque sigue teniendo su vertiente femenina por la educación como chica de la que ha sido objeto. Lo dramático es que la sociedad obliga a decantarse por una de las dos opciones, no se puede estar entre dos aguas. La solución del doctor Luce estaba acorde con la sexología de la época: amputar para definir un solo sexo, aunque esto comporte la privación total del placer sexual.

Otro tema de relevancia en la obra y del que también no ocupamos es el mestizaje cultural, los griegos, turcos y demás pueblos que llegan a Estados Unidos y echan raíces, esa mezcla simbolizada por la casa, Middlesex, "un sitio concebido para un nuevo tipo de ser humano que habitaría un mundo nuevo", una casa sin divisiones tan taxativas y tan claras y con ese nombre tan premonitorio.

También abordamos el tema de los referentes clásicos presentes a lo largo de la novela, como el que resulta más evidente, el mito de Hermafrodito, o el personaje de Tiresias (representado en la función del instituto por Cal), adivino que transitó por ambos sexos a lo largo de su vida.

Como cada final de curso, procedimos a la votación sobre cuál nos había parecido la mejor novela y qué tertulia nos había resultado la más interesante. En la categoría de mejor novela, ganaron ex aequo  el primer puesto Patria, de Fernando Aramburu, y Middlesex. Como tertulia, nos pareció la mejor la de La mujer de sombra, de Luisgé Martín.





Para la apertura del próximo curso leeremos la última obra de Luis Leante, Annobón.

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